sábado, 26 de enero de 2008

Aysén: ¿Reserva de vida o energía?

Santiago se ha vestido de publicidad en paraderos de micros que hacen un llamado a unir fuerzas para impedir que se construya una represa en la Patagonia Chilena. Causa quizás perdida para muchos, pero no para aquél que mira con expresiva preocupación que por afanes hidroeléctricos, en un tiempo más se empezaría a poner fin a uno de los más despampanantes paisajes naturales del sur del país.

Avenida 11 de septiembre con Lyon, en plena salida de Almacenes Paris, perdido y obstaculizado por los vendedores de cd y programas piratas, está el primer anuncio que comunica la construcción de la represa. Un día por la tarde se encontró con aquélla alarmante noticia. Se dirigía a su casa y como cualquier interesado estudiante universitario, detuvo su casi siempre distraída atención en aquel “no a la represa en la Patagonia”. Campaña dirigida por iniciativa chilena se pensaría, pero, por el contrario y curiosamente, es fuertemente impulsada por norteamericanos. Felipe, se quedó un rato detenido. Aquél cartel que llamaba a movilizar a la ciudadanía, en especial a aquéllos con un arraigado sentimiento ecologista se pensaría, lo impactó más de lo normal. Puesto que, no le fue indiferente ponerse al tanto que la belleza y riqueza natural de su tierra natal está en jaque.
A los 17 años, dejó Aysén y el encanto del extremo sur de Chile, para venirse a estudiar a Santiago y convertir a la ciudad del alto tráfico vehicular, del estrés y del smog en su nuevo y permanente hogar. Cambio de 180 grados, tomando en cuenta la falta de praderas verdes, de blancos majestuosos, de geografías variadas y de cultura e identidad que con la amenaza de proyectos de represas podrían ponerle un fin a la riqueza natural de su tierra.
A su memoria, mientras sigue frente al paradero, naufragan los recuerdos del río Baker, Cuervo y Pascua, así como, de los archipiélagos del sur que aparte de brindar un paisaje propio de las tierras australes, son el sustento económico de un gran número de pescadores y sus familias. Los cuales, con los trabajos que se han empezado a realizar cerca de los ríos, han visto invadido sin respecto alguno su metro cuadrado, porque al parecer las motivaciones económicas y una declarada supuesta única solución para mantener a todo Chile con electricidad, ha hecho que los trabajadores de Endesa y Colbún invadan sin ningún cuidado la olvidada, hasta entonces, tierra aysenina.

Con el paso de los días, el llamado a oponerse a la construcción de centrales hidroeléctricas, se fue visualizando más por las calles de Santiago. En cada semáforo en rojo o espera habitual por tomar locomoción del transantiago, Felipe volvía a sentir el llamado de Aysén. Era evidente que sus amigos, familiares y conocidos debían encontrarse unidos luchando por el resguardo, preservación y conservación de los distintos ecosistemas presentes, por el valor ecológico que cada uno de ellos representa.

La comunidad se encuentra unida y conciente de sus deseos y anhelos por impedir la intervención en las tierras australes. Por lo que, las cabalgatas “Patagonia: sin represas”, los seminarios para la protección de áreas silvestres en Chile, los eventos culturales, entre otras iniciativas, han constituido el motor de movilización de los ayseninos y de los adherentes de la capital. Esperanzados han logrado cohesión, desde los ancianos hasta los niños, manteniéndose unidos al ritmo de las tonadas y del acordeón. Acompañados por un buen mate y un fogón trabajando, para dejar en claro que están dispuestos a dar la lucha a los privados y si es necesario contra el gobierno mismo. Por ello, han surgido movimientos como “Defensores del espíritu de la Patagonia”, quienes se movilizan con el anhelo de que es justo el luchar por la tierra que los vio nacer y los ha acogido durante toda su vida. La gran mayoría de los pobladores, viven en sectores con una gran belleza natural, pero al mismo tiempo, en condiciones extremas, debido al clima, la difícil geografía y por los golpes que la misma naturaleza les ha dado, como la erupción del volcán Hudson en 1992, que dejó a los cochraninos con una providencia cubierta de cenizas. Pese a todo, han decidido formar sus familias en la zona, la cual ha visto pasar por sus tierras generaciones y generaciones de familias, hijos y nietos de los pioneros que levantaron alguna vez la Patagonia chilena.

Felipe, espera las vacaciones. Ya faltan menos días para volver a reencontrarse con su tierra, se acaban las clases, pero tiene claro que estás vacaciones no serán como las anteriores. Tendrán un sentido de lucha y protección particular, se llegará a reunir con toda la comunidad en Aysén, siendo un motor más del corazón de la Patagonia que hoy se encuentra en coma, a la espera de volver a latir con el alma del espíritu del sur o al final dejar de existir…