miércoles, 26 de marzo de 2008

El Periodista: ¿Un médium de la información?




Suele pasar su día a día de un lado para otro en muchos momentos, instantes, transcursos, segundos, lapsos de tiempo. Es que no es fácil ir en busca de lo materialmente no táctil. Suele pasar que la verdad se esconde, se conoce, desconoce y asoma en momentos únicos e irrepetibles, por lo que, sino estuviera allí aquél servidor de profesión ingrata y en ocasiones también desvalorada, difícilmente la información pasaría frente a nuestros ojos.

Hoy por hoy, el ser periodista se ha convertido en el vicio de quienes ven en esta desmitigada profesión el reflejo de anheladas ansias de reconocimiento y glorias personales. Por ello, es que al común de la gente no le resulta extraño asociar al periodista como un ser generador de conflictos, oportunidades y hechos construidos con el afán de querer concretar un objetivo individual. Lo cual, se refleja claramente en las funciones que desempeña en el área del espectáculo nacional, más comúnmente conocida como “la farándula chilena”.

Sin embargo, quienes ejercen este oficio motivados por el deber ser de la vocación, sabrán dar a entender que ser un emisario de la información, de extractos de la realidad, de mensajes con destinatarios colectivos y de muchas pequeñas grandes cosas más que suelen llenar el diario vivir de una sociedad, es una función importante y no reemplazable por cualquiera que crea poseer alguna característica poco apreciada de la profesión. Puesto que, un periodista no es tan sólo una persona que sabe escribir con buena redacción y ortografía, no es sólo alguien que sabe expresarse bien frente a una cámara de televisión o que no se intimida al hablarle cada mañana a un sin número de audio escuchas que lo siguen día a día por una emisora radial. Un periodista es un verdadero constructor de lazos, un puente que une la mayor parte de la realidad que está a su alcance con aquellos que están del otro lado. Es aquél, que puede llegar colectivamente a todos los extremos y lugares mediante un mensaje, que claramente lleva encubierto en la información que esta siendo entregada un poco de sí. De su esencia y deseos en muchos casos de educar y ayudar con lo que se dice, puesto que, su rol social se sobrepone ante cualquier tipo de encasillamiento que se le quiera dar en algún área determinada. Es decir, un periodista va más allá de lo evidente ante sus ojos, no se queda sentado esperando que los acontecimientos y cosas vengan hacia él. El periodista va detrás de la información, de los hechos, de lo útil y de lo inútil también para desecharlo. Un comunicador social de este nivel, no es un receptor pasivo de la sociedad, de sus penas y glorias, del mundo que cambia en tan sólo cuestión de minutos. Es un profesional que mira con los ojos de quien va a reflejar masivamente lo que va pasando, lo que se esta sintiendo y viviendo, para con ello dejar una huella, una pincelada indeleble dentro del día a día de quien para resistir los embastes de la sociedad necesita estar informado ¿y por quién?, esa es la pregunta, por quien ha sabido mediante cinco años de enseñanza que el ser periodista no es sólo un oficio, una profesión, un titulo, sino más bien es un privilegio, una posibilidad inigualable de poder servir a las personas, de estar en función del destinatario final, en función de la realidad materializada en papel, imágenes, frases y sonidos, en fin un portador de un derecho innato de cada ser humano, la información y su búsqueda lo más objetiva y verdaderamente.

Esta claro, que con el paso del tiempo el ser periodista y sus funciones en pro de la búsqueda de la información han ido cambiando. Con los años el periodista ha ido tomando más protagonismo en el análisis y tratamiento de los hechos, puesto que, cada vez se le ve más inserto en su función. Es decir, ha ido adquiriendo una postura más proactiva, analista, crítica, en fin, es capaz de preguntarse y plantearse hipótesis frente a una determinada situación. Ya es más lejano observar al periodista que sólo era un buen redactor, contador y descriptor de historias. Hoy, es un hombre que sale al mundo a descubrir, a plantear lo que está pasando, a informar y a alzar la voz mediante sus crónicas, editoriales y reportajes si algo está siendo tratado ilegalmente. Son los ojos de quienes están ausentes y no presentes en el hecho mismo, un cazador de información que no se complica ni agacha la cabeza frente a algún tipo de censura, ya que en la mayoría de los casos el llamado de la profesión se sobrepone ante cualquier sanción o amenaza de despido de trabajo.

Un periodista valora cada una de sus letras, de sus escritos, de sus imágenes y de sus notas. Esperando que el mensaje sea entendido, comprendido, aceptado y reconocido. Sabe que el diario vivir gira entorno de la inmediatez, del deseo de saber cada vez más sobre lo que pasa a alrededor, de querer ver lo que no se ve, de querer saber más de lo debido y lo indebido, de estar concientes que la comunicación abre caminos, establece cimientos y quien mejor que un periodista de vocación innata y orgulloso de serlo, para ir en busca de todo lo que el mundo y las personas están pidiendo.

Finalmente, ser periodista es una profesión que llena de sentimientos, de anhelos, de esperanzas y de deseos de cambios para un mañana mejor. Quienes lo son por decisión propia, sabrán claramente que las recompensas que se obtienen por su desempeño, van más allá de una cantidad determinada de dinero, de un cheque de pago a fin de mes como cualquier profesión existente. Las satisfacciones se obtienen en otro sentido, los estímulos más valiosos son aquellos que dejan la sensación de que algo se ha hecho, se ha construido, se ha ganado y concretado. Que la idea inicial en nuestra mente se cosechó y se obtuvieron sus frutos. Frutos que claramente volverán a ser reinventados día a día, cada vez que el periodista salga de su escritorio a descubrir lo que lo esta esperando fuera...

sábado, 26 de enero de 2008

Aysén: ¿Reserva de vida o energía?

Santiago se ha vestido de publicidad en paraderos de micros que hacen un llamado a unir fuerzas para impedir que se construya una represa en la Patagonia Chilena. Causa quizás perdida para muchos, pero no para aquél que mira con expresiva preocupación que por afanes hidroeléctricos, en un tiempo más se empezaría a poner fin a uno de los más despampanantes paisajes naturales del sur del país.

Avenida 11 de septiembre con Lyon, en plena salida de Almacenes Paris, perdido y obstaculizado por los vendedores de cd y programas piratas, está el primer anuncio que comunica la construcción de la represa. Un día por la tarde se encontró con aquélla alarmante noticia. Se dirigía a su casa y como cualquier interesado estudiante universitario, detuvo su casi siempre distraída atención en aquel “no a la represa en la Patagonia”. Campaña dirigida por iniciativa chilena se pensaría, pero, por el contrario y curiosamente, es fuertemente impulsada por norteamericanos. Felipe, se quedó un rato detenido. Aquél cartel que llamaba a movilizar a la ciudadanía, en especial a aquéllos con un arraigado sentimiento ecologista se pensaría, lo impactó más de lo normal. Puesto que, no le fue indiferente ponerse al tanto que la belleza y riqueza natural de su tierra natal está en jaque.
A los 17 años, dejó Aysén y el encanto del extremo sur de Chile, para venirse a estudiar a Santiago y convertir a la ciudad del alto tráfico vehicular, del estrés y del smog en su nuevo y permanente hogar. Cambio de 180 grados, tomando en cuenta la falta de praderas verdes, de blancos majestuosos, de geografías variadas y de cultura e identidad que con la amenaza de proyectos de represas podrían ponerle un fin a la riqueza natural de su tierra.
A su memoria, mientras sigue frente al paradero, naufragan los recuerdos del río Baker, Cuervo y Pascua, así como, de los archipiélagos del sur que aparte de brindar un paisaje propio de las tierras australes, son el sustento económico de un gran número de pescadores y sus familias. Los cuales, con los trabajos que se han empezado a realizar cerca de los ríos, han visto invadido sin respecto alguno su metro cuadrado, porque al parecer las motivaciones económicas y una declarada supuesta única solución para mantener a todo Chile con electricidad, ha hecho que los trabajadores de Endesa y Colbún invadan sin ningún cuidado la olvidada, hasta entonces, tierra aysenina.

Con el paso de los días, el llamado a oponerse a la construcción de centrales hidroeléctricas, se fue visualizando más por las calles de Santiago. En cada semáforo en rojo o espera habitual por tomar locomoción del transantiago, Felipe volvía a sentir el llamado de Aysén. Era evidente que sus amigos, familiares y conocidos debían encontrarse unidos luchando por el resguardo, preservación y conservación de los distintos ecosistemas presentes, por el valor ecológico que cada uno de ellos representa.

La comunidad se encuentra unida y conciente de sus deseos y anhelos por impedir la intervención en las tierras australes. Por lo que, las cabalgatas “Patagonia: sin represas”, los seminarios para la protección de áreas silvestres en Chile, los eventos culturales, entre otras iniciativas, han constituido el motor de movilización de los ayseninos y de los adherentes de la capital. Esperanzados han logrado cohesión, desde los ancianos hasta los niños, manteniéndose unidos al ritmo de las tonadas y del acordeón. Acompañados por un buen mate y un fogón trabajando, para dejar en claro que están dispuestos a dar la lucha a los privados y si es necesario contra el gobierno mismo. Por ello, han surgido movimientos como “Defensores del espíritu de la Patagonia”, quienes se movilizan con el anhelo de que es justo el luchar por la tierra que los vio nacer y los ha acogido durante toda su vida. La gran mayoría de los pobladores, viven en sectores con una gran belleza natural, pero al mismo tiempo, en condiciones extremas, debido al clima, la difícil geografía y por los golpes que la misma naturaleza les ha dado, como la erupción del volcán Hudson en 1992, que dejó a los cochraninos con una providencia cubierta de cenizas. Pese a todo, han decidido formar sus familias en la zona, la cual ha visto pasar por sus tierras generaciones y generaciones de familias, hijos y nietos de los pioneros que levantaron alguna vez la Patagonia chilena.

Felipe, espera las vacaciones. Ya faltan menos días para volver a reencontrarse con su tierra, se acaban las clases, pero tiene claro que estás vacaciones no serán como las anteriores. Tendrán un sentido de lucha y protección particular, se llegará a reunir con toda la comunidad en Aysén, siendo un motor más del corazón de la Patagonia que hoy se encuentra en coma, a la espera de volver a latir con el alma del espíritu del sur o al final dejar de existir…